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Jurgen Klopp vuelve a destrozar a Mourinho... por CRISTIAN PULINA

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Tres partidos disputados, dos victorias, un empate y cero derrotas. El empate "sobre la campana" y la sensación futbolística en los tres partidos, de superioridad germana.

Cuando hablamos de "superioridad", no necesariamente nos referimos a un 70% de posesión y unos 25 tiros a puerta, sino a un control casi total del partido, minimizando las opciones ofensivas del Real Madrid, y haciéndoles sufrir lo suficiente en defensa como para pensar que en caso de enfrentarse en diversas ocasiones, el resultado casi siempre sería favorable al mismo.

Borussia 4-1 Real Madrid

El resultado es injusto, el Borussia Dortmund merecía claramente el 4-0. En el único despiste que tuvieron los alemanes, llegó el gol madridista. El Real Madrid fue incapaz de generar fútbol y ocasiones, porque aquí sí, Jurgen Klopp sacó a la luz las carencias tácticas del Real Madrid, basándose en una premisa fundamental: "USTEDES NO VAN A CONTRAGOLPEAR"

Suelen existir dos opciones para impedir contragolpear. Una es regalar la posesión al rival como hizo el Celtic con el Barcelona. La otra es la del Borussia Dortmund, consistente en decir "sí quiero" a que el Real Madrid le regalara la posesión y la iniciativa del partido, pero no para realizar transiciones largas y excesivamente elaboradas con numerosos juegos de posición que ponen en riesgo el equilibrio táctico-colectivo del equipo, sino para escoger perfectamente cuando tocar y cuando atacar con balones largos que con Lewandowski como referencia en la punta de ataque y un fantástico posicionamiento de Reus, Gotze y cia para el rechace - espléndido Gundogan -, propiciaban que o bien la pelota caía para los alemanes y el ataque proseguía, o bien EL REAL MADRID TENÍA QUE INICIAR SUS JUGADAS DE ATAQUE EN SU CAMPO ANTE UN RIVAL PERFECTAMENTE POSICIONADO PARA RECULAR E IMPEDIR CUALQUIER OPCIÓN DE CONTRA.

Así de simple, "a la alemana". El Borussia Dortmund a excepción del error que cometió en el 1-1 (precisamente por parte de Hummels, el fantástico defensa alemán que pretende el Barça), ejecutó a la perfección el planteamiento de Klopp y pasó por encima del Real Madrid en todo momento.

El Real Madrid nunca supo que hacer con la pelota, y sus acciones más peligrosas llegaron siempre en las numerosas - e incomprensibles - faltas señaladas a su favor para colgar al área que el Borussia también supo repeler, porque posiblemente junto al Bayern sea el mejor equipo del mundo en lo que acciones de estrategia se refiere tanto en ataque como en defensa.

El Borussia, a base de balones largos al área, fuera desde banda o de sus propios zagueros, y a base también de la enorme calidad técnica y táctica de Götze, Reus y Blaszczykowski, arrollaron a un Real Madrid que posiblemente confiaba en conseguir un buen resultado en Alemania sin necesidad de correr demasiado.

El Real Madrid tiene sus opciones en la vuelta a pesar de todo.

Con 1-1 comentaba que el 2-1 me gustaría más que un posible 3-1. ¿La razón? Porque el 2-1 sería un resultado factible de remontar y en el madridismo no se hablaría tanto de remontadas, y "espíritus de Juanito"... Si algo tiene el Real Madrid que le hace especial, es esa atmósfera que se genera en el Bernabeu en determinados momentos y que destroza el nivel de concentración de los jugadores. Obviamente, el 4-1 es diferente, es un resultado muchísimo mejor que te da muchísimo margen de error, porque si el Borussia Dortmund no da nada por hecho y va a Madrid con la misma humildad y confianza que mostró hoy, no tengo la más mínima duda de que pasarán, pero si no es así y hay demasiados momentos en los que el equipo esté desconcentrado o alguien no sea lo solidario que debiera, entonces empezarán los problemas, porque al Real Madrid talento le sobra y porque este Borussia Dortmund depende muchísimo de hacer un partido tácticamente perfecto y para eso, la cabeza es la clave.


El Real Madrid escribe una de sus páginas más tristes en Europa al ser goleado por el Borussia... por José Félix Díaz

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MOURINHO Y SUS JUGADORES FIRMAN UN LAMENTABLE PARTIDO


Un Real Madrid irreconocible, sin identidad alguna y con una nula dirección técnica, entregó gran parte de sus aspiraciones ante un Borussia Dortmund que pasó por encima de un triste y lánguido equipo desde el primer al último minuto del partido. El choque se inició con dominio del equipo alemán y así terminó. Ninguna noticia de ese Real Madrid que se presumía dominador en esta semifinal. El equipo blanco tendrá que tirar de heroica y apuntarse a eso de las remontadas y de los espíritus del pasado para poder pisar Wembley el próximo 25 de mayo.

Los de Mourinho, sin capacidad de reacción, no emitieron señal alguna de poder enderezar un rumbo perdido desde el inicio hasta el fin. Lewandowski, otro fichaje del Bayern, se encargó de poner en su sitio a jugadores como Varane y Pepe, a los que superó en todo momento para lograr cuatro goles en una semifinal y acercar al Borussia Dortmund a una final con claro acento alemán. El polaco fue un martillo pilón que machacó a Diego López desde el minuto 8 al 68, logrando cuatro tantos que le han colocado en la historia de la Champions, pero el delantero no solo acertaba con lo que le caía en el área, si no que bajaba a buscar el balón, abría espacios para las apariciones de Reus o Götze hasta convertirse en el auténtico dueño del partido.

Una vez más, el Real Madrid adoleció de juego en el centro del campo. Modric, Khedira y Xabi Alonso (hizo un penalti tan absurdo como claro) no dieron un pase con sentido en todo el partido, entregando el control del juego a Klopp y los suyos en todo momento. Ni el terrible fallo de Hummels, y que sirvió para que Higuaín habilitara a Cristiano Ronaldo para empatar a uno, sirvió para elevar el tono de un equipo entregado y sin espíritu, ese que tuvieron los 3.500 madridistas que viajaron hasta Dortmund con el sueño de la Décima y regresan tras vivir una pesadilla, en una de las peores noches europeas que se recuerdan del Real Madrid.

El Real Madrid decidió salir a especular, a verlas venir y eso ante un equipo tan intenso como el Borussia Dortmund se termina pagando. El balón apenas duraba en los pies de los hombres de Mourinho, que solo veían el color amarillo a su alrededor o al menos esa es la sensación que transmitían al entregar el balón una y otra vez a los de Klopp. Los madridistas no encontraban el rumbo y no consiguieron meterse en el partido en ningún momento. Ni el fallo de Hummels, que propició el irreal empate en el minuto 43, sirvió para dar vida a un Real Madrid que anduvo a la deriva hasta que consiguió el gol del empate.

Xabi Alonso y Khedira se veían superados una y otra vez. Götze, Reus y Gündogan tenían claro lo que debían hacer en todo momento. En cuanto los mediocentros del Real Madrid rifaban la pelota, recogían el guante para buscar a Reus en la banda izquierda o ser el propio fichaje del Bayern el que intentaba fabricarse la jugada con la banda derecha blanca como punto de partida. Y es que la presencia de Özil y Sergio Ramos, fuera de sitio, invitaban a los alemanes a buscar esa zona del terreno de juego blanco.

La ausencia del lateral derecho por la sanción de Arbeloa y la lesión de Essien, condicionó en todo momento el juego del Real Madrid, tanto en defensa como en ataque. Lo primero al romperse la pareja Varane-Ramos que había llevado al equipo blanco hasta las semifinales y lo segundo al colocar a Özil en la banda, perdiendo todo su poder ofensivo. El Borussia Dortmund se sentía cómodo y así a los cinco minutos ya habían llegado dos ocasiones y a la tercera, tres minutos más tarde, llegó el primer gol tras un perfecto pase de Götze, que Pepe y Diego López se limitaron a acompañar con la mirada, para que Lewandowski fuera el más listo de la clase.

Tras el gol, el panorama no varió lo más mínimo. Las llegadas y ocasiones eran del Borussia Dortmund, tan solo interrumpidas con un lanzamiento de falta de Cristiano Ronaldo en el minuto 25. Götze, Reus, Lewandowski aparecían para jugar con la defensa madridista hasta que a la media hora decidieron rebajar la intensidad de la presión, esa que llevaba a los blancos a perder la pelota en cuanto se hacían con ella. Esa relajación no significó que el Real Madrid diera un paso en busca de lavar la imagen. Para nada. El único momento de lucidez blanca coincidió con el único fallo alemán de todo el partido. Llegó en el minuto 43 cuando Hummels decidió regalar a Higuaín medio gol, que el argentino sirvió en bandeja para que Cristiano Ronaldo anotara el tanto del empate. Más por menos, imposible.

Pero ni el gol, ni el descanso sirvieron para cambiar la decoración. El Real Madrid se quedó en el aeropuerto de Barajas o en Valdebebas porque no aparecieron por Dortmund. En veinte minutos, tres goles más del polaco y otras dos o tres ocasiones que bien podrían haber significado una goleada histórica en contra del equipo blanco. El absurdo penalti de Xabi Alonso demuestra a la perfección lo que se vio en el campo: impotencia total.

Ni con el cuatro a uno a favor de los alemanes, existió reacción alguna de los jugadores y técnico del Real Madrid. Este último se limitó a cambiar al delantero centro, Benzema por Higuaín, para quitar a Modric y meter a Di María. Nada nuevo. Más de lo mismo. Ninguna solución táctica, por lo que todo siguió igual, con más ocasiones para esas bestias vestidas de amarillo que pasaron por encima de unos timoratos madridistas, incapaces de mostrar alguna solución durante los noventa minutos de juego.

De la transición con Messi a gobernar con Neymar... por RAMON BESA

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El 4-0 de Múnich obliga al Barça, víctima de la autogestión y con un liderazgo indefinido, a tomar las decisiones aplazadas


Guardiola abandonó el Barça el año pasado muy fatigado, sin energía para intervenir en un equipo que ya por entonces exigía cambios, incluso después de ganar la Copa. Aunque pareció extraviado, más que nada porque era difícil descifrar las últimas alineaciones, el técnico que a partir de junio entrenará al Bayern dejó un mensaje preocupante: “Si me quedara aquí, pendríem mal [acabaríamos mal] porque llevamos mucho tiempo juntos”. La goleada de Múnich obliga a recuperar la advertencia de Guardiola.

No se trata de menospreciar la faena de Tito Vilanova, cómplice en su día de Guardiola y sabedor de los motivos de su renuncia, sino todo lo contrario, porque ha cumplido de sobras en la Liga, el trofeo que cuando se consiga avalará el trabajo a corto plazo del Barça en unas condiciones muy difíciles, tanto por la partida del anterior entrenador como por la enfermedad de su sustituto, mal agravado por la recaída de Abidal. El Barça ha combatido la adversidad de forma admirable y convirtió cada partido en una final, como si le fuera la vida. Así consiguió la Liga y a cambio perdió la Copa y puede que la Champions.

Los futbolistas han huido de la derrota para mantener su estatus, puede que excesivamente confiados en su calidad, demasiado selectivos, convencidos de que podían ganar al peor de los rivales simplemente con calentar un poco, calzarse las botas y encomendarse a Messi. Ningún resultado les ha confundido más que el 4-0 contra el Milan. “A este equipo le falta una remontada”, anunció Xavi a la salida de San Siro, como si en juego estuviera un título, y al día siguiente le cayó un saco de goles al equipo de Berlusconi. Ahora difícilmente se puede apelar ya a una nueva heroicidad.

Al Barcelona le conviene recuperar la capacidad de jugar y de competir, cosa que no consiguió en el Allianz Arena, para afrontar con garantías el futuro inmediato. Aunque su proyecto es único por singular y complejo, le conviene tomar como referencia la trayectoria del Bayern porque si no corre el riesgo de acabar como el Ajax. Los alemanes abanderan la modernidad. Tienen un estadio extraordinario, un club saneado y un equipo admirable. Incluso en una situación de máxima bonanza han optado por contratar a Guardiola para que le ponga alma a un plantel científicamente perfecto. Aprendió de la goleada del 2009 en el Camp Nou y no parará hasta ser la evolución del Barcelona del propio Guardiola.

No desesperó el Bayern en la derrota, ni al ser eliminado por el Barcelona ni cuando perdió las finales ante el Inter y el Chelsea, sino que ha evolucionado. Hoy tiene la mayoría de rasgos que convirtieron en campeón al Barça. Apuesta por fichajes selectivos como el de Javi Martínez, recurre a la cantera para identificar su vínculo con Baviera y le mueve tal ambición que hasta Robben y Ribéry se esfuerzan más que Alexis y Pedro. No ganaron los azulgrana ni un balón dividido, solo los centrales remataron y tomaron cuatro goles cantados por su incapacidad para defender los córners y cortar las transiciones.

No solo el campeón alemán ha sabido corregirse sino que también supo enmendarse en su día el propio Barça cuando eligió como entrenador a Guardiola. Ahora mismo parece prematuro aventurar un fin de ciclo para un equipo que en una época de instantaneidad ha prolongado como ninguno su reinado. El liderazgo comenzó con Ronaldinho y continuó con Guardiola. El problema es que ahora no se sabe en manos de quién está. No parece que Messi tenga casta de cabecilla ni carisma en la cancha porque se remite al juego y sus tics autoritarios se sitúan en al vestuario. Basta con observar su currículo con Argentina. Los azulgrana han ejercido a fin de cuentas una capitanía colegiada, acorde con un ideario que prima el estilo, el ADN y La Masia. Ocurre que hay momentos en que se impone personalizar los valores, sobre todo cuando se ha perdido el paradigma de ser el mejor equipo. Necesita recomponerse el Barcelona para volver a competir con los grandes rivales ante los que ha perdido en sus duelos directos: el Madrid y el Bayern.

La coyuntura obliga a tomar decisiones aplazadas con el tiempo hasta provocar la goleada de Múnich. Aunque la plantilla es amplia —en junio puede llegar a 30 jugadores y solo acaban contrato Abidal y Muniesa—, se impone el fichaje de un portero —Valdés ha anunciado que no renovará en 2014— un central, un delantero y puede que un medio. La pregunta es qué acompañante necesita Messi después de las salidas de Ronaldinho, Eto’o e Ibrahimovic, respuesta que pasa por decidir antes si ha finalizado ya el recorrido del 10 como falso nueve y se impone un regreso a la banda o que ejerza de enganche por detrás de un ariete. La apuesta es Neymar.

El brasileño será la apuesta del presidente Rosell como lo fue Ronaldinho cuando era vicepresidente con Laporta. Parece resuelto el consejo a tomar la iniciativa. Ya no ha lugar a más excusas ni coartadas. Los fichajes son una partida agradecida para los directivos de la misma manera que para el entrenador resulta dolorosa la concesión de las bajas y la gestión del plantel. Queda la incógnita de constatar si el entrenador tiene la energía suficiente para aplicar las medidas oportunas, combatir la parálisis que sufrió en Múnich y ampliar un trabajo de campo que a veces remitía a la inercia, la rutina y la previsibilidad.

Algunos futbolistas se felicitaron cuando se fue Guardiola y se abrazaron a Vilanova. La descompresión sustituyó a la tensión dramática y se impuso una autogestión consentida que ha permitido completar la transición con la conquista de la Liga. El once titular, sin embargo, ha quedado exprimido para la Champions. Ahora, una vez que los fichajes no cuajan y a los jóvenes les cuesta encontrar un puesto por la falta de rotaciones y ante renovaciones de por vida, se impone renovar al equipo para recuperar el trono.

Quiere actuar la junta, Vilanova hablará mañana sobre su continuidad y los jugadores piden revancha. Al director deportivo Zubizarreta le tocará escuchar a unos y otros, coordinar esfuerzos y trazar el plan: hay que despertar de nuevo el hambre del club, de técnicos y jugadores, para evitar la decadencia. Ya lo anunció Guardiola antes de partir: el secreto está en que Messi corra como el que más, y hoy anda cojo.

Lewandowski plasma con un 'póker' de goles el repaso de Klopp a Mourinho... por Carlos M. Sánchez

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LE COSTÓ 4,5 MILLONES AL BORUSSIA Y JUGARÁ EL BAYERN


Nada hacía presagiar que la goleada del Bayern Múnich al Barcelona iba a tener su réplica en la otra semifinal de Dortmund. La contundente victoria (4-1) del Borussia Dortmund ante el Real Madrid dejó con el pie cambiado a los blancos, respetuosos con el rival, pero confiados de alcanzar la final que les permitiera alzar la ansiada Décima. Ésa obsesión que persigue al club blanco desde hace una década y que parecía que con Mourinho estaba más cerca. Ahora se atisba lejana, sólo a tiro de una remontada que se antoja complicada por más que se recurra a la épica.

El deseo, en cualquier caso, se confundió con la realidad como se puedo ver a los pocos minutos. El Real Madrid cayó a la lona noqueado por los cuatro goles de Lewandowski, la gran estrella con una actuación memorable, y el inapelable repaso táctico de Jürgen Klopp a un José Mourinho que no supo leer el partido y sus decisiones en los cambios fueron intrascendentes. Esta vez no supo alterar el curso del partido, sometido por el rodillo alemán. Ni rastro de la maestría del luso en lo que dicen es su arte suprema: las eliminatorias fuera de casa.

La intensidad en el juego, la velocidad en la circulación de balón y el excelente sentido de la anticipación, con excepción del error de Hummels que propició el tanto de Cristiano Ronaldo al filo del descanso, fueron los argumentos con los que Klopp desmontó a un Real Madrid que probó de su propia medicina cuando se vio con el balón en su poder. El equipo de Mourinho se vuelve previsible y torpe cuando la posesión de la pelota. Le falta fútbol. Tanto, que ni con el inesperado empate supo reengancharse al partido. Una oportunidad perdida por falta de recursos.

Esta vez no tuvo el Madrid ni el asidero de Xabi Alonso, tapado y diluido en la presión de Bender y Gundogan. Tampoco Özil, condenado a la banda e intrascendente en el poco juego de ataque que creó el Real Madrid, pudo desatascar al equipo. Hasta Cristiano pareció impotente por más que lograr el tanto con el que creen en una hipotética remontada. Rota las vías de creación, el Borussia exprimió el juego por bandas ganando el dos contra uno en casi todas las acciones, como la que propició el primer tanto. La movilidad y capacidad de asociación de Reus tuvo mucho que ver en todo ello.

A lo más que llegó Mourinho para tratar de taponar la sangría del segundo tiempo fue a cambiar pieza por pieza sin saber cómo frenar el torrente futbolístico del rival. Salieron del campo Modric e Higuaín y entraron Kaká y Benzema. Centrocampista por centrocampista, delantero por delantero para dejar todo igual.

El Madrid se rindió a un polaco   

La clave de todo, sin embargo, estuvo en Lewandowski. Bien acompañado por Reus y Götze, el polaco, a quien ya sitúan en el Bayern la próxima temporada por más que lo negaran anoche los directivos del Borussia, se dio cuenta pronto que Pepe iba ser un chollo. El central, nervioso y desubicado, perdió todos sus mano a mano con el delantero, que lo celebró con un póker de goles que le sitúa como el primer jugador que anota cuatro tantos en unas semifinales en toda la historia de la Champions. La noche fue histórica, desde luego. Lewandowski no sólo demostró ser un voraz goleador -Diego López evitó algún tanto más del polaco-también dejó claro que su manejo con los pies es la envidia de más de un centrocampista. Sus compañeros lo saben y siempre le buscan para crear superioridad en ataque. El Madrid bien que lo sufrió.  

Lo curioso del caso de Robert Lewandowski es que fue subastado por el Lech Poznań a media Europa en 2010 tras marcar 18 goles en la liga polaca y ser nombrado el mejor jugador del torneo. Blackburn Rovers, Genoa, Sporting de Lisboa, Zaragoza… pero sólo el Borussia supo apostar por el talento de este espigado jugador (1,84) y pagó 4,5 millones por un futbolista que demostró anoche su imponente clase y su fino olfato goleador. El tiempo le ha dado la razón y puede presumir de tener una auténtica joya.

Algo de lo que según el representante de Jupp Heyncks, Quique Reyes, disfrutará Guardiola la próxima temporada ya que el Bayern está muy cerca de cerrar su fichaje. El técnico español ya lo quiso para el Barcelona la pasada campaña, pero Lewandowski –cobra 1,5 millones de euros- no se sentía preparado para dar el salto y prefirió seguir creciendo en Dortmund. La apuesta no le ha ido nada mal: esta temporada ha marcado ya 23 goles en la Bundesliga y 10 en la Champions. Cuatro de ellos, al Real Madrid.

El fin de la inercia... por MÀRIUS CAROL

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El Barça debe apostar por el principio lampedusiano de cambiar para que nada cambie

La junta del Barça que preside Sandro Rosell ha tenido el acierto de no haber querido hacer grandes cambios cuando ganó las elecciones. Siguiendo el principio de que mejor no tocar las cosas que funcionan, consiguió una transición sin traumas que afectó poco a los resultados deportivos. De hecho, en tres años se habrán ganado dos Ligas, una Copa y una Champions, un Mundial de clubs, una Supercopa de Europa y otra de España. Así que de forma inteligente la directiva dejó que el Barça siguiera con su inercia ganadora, sin acudir a decisiones arriesgadas. El relevo de Pep Guardiola por Tito Vilanova participaba de esta misma rutina. Así que al club le ha ido bien hacer pocos cambios y sin traumas. Como le sugirió Eugeni d'Ors a un camarero que le manchó la chaqueta de champán, al desconocer cómo abrir la botella: "Los experimentos, con gaseosa." Hasta aquí todo entra en el terreno de la lógica. O, si se prefiere, del sentido común.

Pero al tercer año resucitaron viejos fantasmas. Lo hicieron en Munich, ciudad de castillos antiguos y de noches desangeladas, donde al Barça le temblaron las piernas ante el Bayern. La sensación de impotencia que dio el equipo tuvo su mejor colofón en las declaraciones de los futbolistas. Lo resumió mejor que nadie Gerard Piqué, al que la derrota le colapsó la micción hasta el punto de tener que quedarse en la capital bávara para pasar el control antidopaje. "El Bayern fue más rápido, más fuerte y jugó al fútbol mejor..." Si eso fue así, estaría bien saber cuál es la conclusión a la que llegó el futbolista para poder cambiar este estado de cosas.

Los culés -especialmente los de mi generación que las hemos visto de todos los colores en tiempos de ayuno de victorias y abstinencia de títulos- tenemos la tentación de tirarlo todo por la borda cuando las cosas se tuercen. Pero este equipo se ha ganado el respeto de los aficionados en la última década y sería injusto sacar la guillotina. Ni son tiempos de revoluciones, ni tampoco es el momento de cortar cabezas. Además, el balance de esta temporada 2012-13 no es malo: ganar una Liga (está al caer) y llegar a las semifinales de Copa y de Champions no está nada mal. Sobre todo cuando el equipo ha tenido que asumir la enfermedad de su entrenador, con el coste emocional que ello implica.

Sin embargo, resulta evidente que la inercia no puede seguir siendo lo que era. Ha llegado la hora de apostar por el principio lampedusiano o, si se prefiere, gatopardista de cambiar algunas cosas para que nada cambie. En las próximas semanas Rosell va a poder demostrar su liderazgo en tiempos de crisis, que es cuando resulta más necesaria la experiencia de un buen gestor. La renovación de la plantilla no puede limitarse a un portero (Víctor no renovará), un central (Puyol no garantiza disputar los 70 partidos de una temporada) y un delantero (Messi es el único que marca). El Barça necesita reforzarse en todas sus líneas y puede que requiera dos centrales y no uno (Piqué mejorará con competencia), alguien con más músculo en el centro del campo y dos delanteros de primera línea que no se limiten a buscar al argentino. Ello debe comportar la salida de algunos jugadores que han sido importantes y que no pueden malvenderse como suele suceder a menudo. Y abordar una renovación en profundidad del Barça B, donde más allá de Rafinha y Deulofeu, escasea el talento.

Una cuestión más delicada es si Tito está en condiciones y se siente con fuerzas para ser el entrenador la próxima temporada. Nadie duda de sus condiciones para dirigir el Barça, pero hay que conocer su estado de ánimo.

Ha llegado el momento de tomar decisiones. El barcelonismo estará atento a este final de temporada, porque el club se juega su futuro en los despachos.

La revolución del Bayern empezó en el Camp Nou... por LUIS MARTÍN

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El equipo de Baviera se ha gastado 136 millones en 20 jugadores y ha variado el estilo desde que fue goleado en Barcelona en 2009


La noche del 7 de abril de 2009 el Barcelona recibió al Bayern Múnich en los cuartos de final de la Champions. El Barça voló como una mariposa y picó como una abeja en el que fue el primer gran partido europeo de la era Guardiola. Aunque el Barcelona de Pep ya lideraba la Liga, en Europa no generaba, ni por asomo, el respeto que se le tiene ahora, porque todavía no había empatado con nadie. Ganó el Barcelona por 4-0 en un partido enorme, con dos goles de Messi, uno de Eto’o y el último de Henry, y a partir de ahí se fraguó la leyenda.

La derrota hirió el orgullo de los bávaros, empezando por Karl-Heinz Rummenigge, presidente del consejo de administración del Bayern. “He pasado vergüenza y pido perdón a todos los aficionados que se sienten cerca del Bayern. En el descanso vi llorar en la tribuna a nuestro amigo Udo Lattek y eso es muy duro de aceptar”, dijo. Esa noche, en Barcelona, la cúpula del Bayern Múnich se juró transformar al equipo y el Barcelona le marcó el camino.

Dos semanas después, Uli Hoeness, el presidente, destituyó al entrenador, Jürgen Klinsman, después de que el Wolfsburg le metiera cinco goles en la Bundesliga. Jupp Heynckes se hizo cargo del equipo de manera interina hasta final de temporada, cuando llegó Louis Van Gaal. El holandés impulsó el cambio de estilo del equipo, que empezó a pensar en tener el balón. Estuvo temporada y media, hasta que Hoeness volvió a poner el equipo en manos de su amigo Heynckes.

De la alineación en el Camp Nou —Butt; Oddo, Demichelis, Breno, Lell; Altintop, Van Bommel, Zé Roberto; Schweinsteiger, Ribéry y Luca Toni— a la que presentó el conjunto bávaro la noche del pasado martes en el Allianz Arena solo quedan dos futbolistas en la plantilla, Schweini y Ribéry. El Bayern ha fichado un total de 20 jugadores y ha incorporado a seis de las divisiones inferiores desde que fue arrasado en Barcelona.

En el verano de 2009 se gastó 75 millones de euros; en el curso 2010-2011 solo llegó Luiz Gustavo, por el que pagaron 17 millones; en la campaña 2011-2012 contrató a cinco futbolistas, por los que pagó 44 y, por último, el verano pasado, al inicio de la temporada 2012-2013, realizó ocho fichajes y promocionó a dos canteranos con un gasto de 70 millones. En total, 136 millones de euros invertidos en cuatro temporadas para darle la vuelta a la tortilla.

No le ha ido nada mal: ha ganado dos títulos de la Bundesliga, una Copa y dos supercopas de Alemania, además de llegar a dos finales de la Champions, aunque perdiera ambas: en Madrid, en 2010, con Van Gaal y frente al Inter, que le privó de hacer un triplete; y, la más dolorosa, la del año pasado, en Múnich, con Heynckes al mando y contra el Chelsea, que le empató en el minuto 88 y le ganó el partido en los penaltis. El equipo germano hace 12 años que no levanta el trofeo más importante del viejo continente, que de no surgir un milagro que clasifique al Barcelona intentará ganar este año en la final de Wembley.

Franz Beckenbauer, presidente honorífico de la entidad, aseguró el pasado martes que ni en “los sueños más salvajes” hubieran imaginado una victoria tan aplastante contra el Barcelona. Beckenbauer declaró que el entrenador del equipo, Heynckes, era un “mago” pues había logrado plantear un partido justo a la media contra el Barcelona.

Tampoco podía creérselo Rummenigge: “Nunca había vivido una noche así. Es fantástico, ganarle 4-0 al mejor equipo del mundo es un sueño”, afirmó el presidente del Consejo Directivo. La llegada de Guardiola al banquillo bávaro el curso próximo se interpreta como la guinda del pastel, la culminación de la voluntad de convertir al Bayern Múnich en un equipo a la altura de las exigencias del fútbol moderno. “No habrá cambio de filosofía, habrá cantera y cracks. Para Guardiola priman la tradición y los valores”, dijo Rummenigge el día que anunció su contratación. La herida de aquella dolorosa noche en el Camp Nou parece haberse cerrado. Udo Lattek ya no llora.

Españoles hablan, alemanes juegan... por RUBEN URIA

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Los trompeteros del apocalipsis eran felices y comían perdices mientras se regocijaban en su profético fin de ciclo del Barça. Su orden natural volvía a imponerse. Todo eran risas hasta que, uno a uno, como las hojas en otoño, fueron cayendo los goles alemanes. Y a los del imperio de la astracanada, que creían tener todas las respuestas, el Borussia les cambió las preguntas. Un pequeño paso para los suministradores de estramonio, un gran paso para el resto de la humanidad a la que le gusta el fútbol, no sólo su equipo. Algunos pasaron de festejar un presunto fin de ciclo a maldecir el posible final de otro ciclo que ni siquiera ha llegado a empezar. El Madrid acabó quemado a lo bonzo en la cocina del infierno del Borussia. Famélico en su juego, víctima de errores groseros, el Madrid se derrumbó ante un adversario poderoso que le superó primero y le destripó después.

El Madrid contaba con el estímulo de saber que al Barça le habían noqueado y estaba sobre aviso de no bajar la guardia en su aventura por alcanzar el santo grial de La Décima. Pero el Real capituló ante un Borussia, más físico, talentoso, ambicioso y voraz, que sometió a los blancos con la pelota y sin ella. El éxito borusser consistió en su aplastante victoria en dos frentes decisivos de la batalla: el área y el banquillo. En el área blanca mandó Lewandowski, un asesino en serie polaco, con aires de Nureyev del gol, que vacunó en cuatro ocasiones a Diego López.  El otro bofetón llegó en el banquillo: Mou perdió su duelo con Klopp, como en sus dos anteriores enfrentamientos. El luso, un maestro a la hora de encontrar antídotos al dominio rival, el más listo cuando se trata de desactivar las virtudes del contrario, nunca supo descifrar el sudoku de Klopp.

Aturdido, plano y vulgar hasta su vertiente más insultante, el Madrid esculpió su lápida en merced a una inesperada sucesión de errores impropios de su categoría. Hizo lo imposible por salir derrotado y lo consiguió. Cometió todos los errores de concentración posibles, no encontró antídoto ante la avalancha amarilla y acabó entregado ante un equipo magnífico, trufado de jugadores de menos fama que los blancos, pero de idéntica calidad y menor precio. Aplanado por el rodillo teutón, el Madrid apenas se concedió tiempo para calibrar el grosor de sus heridas. En Múnich hubo un terremoto 4.0 en la escala de Heynckes. Había se había atrevido a poner el champán a enfriar, pero el decorado fue aún más cruel para la armada española 24 horas después, después de un seísmo 4.1 en la escala de Klopp.

La consigna del vestuario fue dar un paso al frente. El Madrid buscó refugiarse en la esperanza, en el lado más soleado de la realidad, imitando el discurso del Barça en Múnich. Los blancos reconocieron la superioridad rival, reconocieron errores y recurrieron a intentarlo en la vuelta. Ramos asumió que faltó actitud, confesión de extrema gravedad en una semifinal de Champions, y Mourinho envió su mensaje: ‘Esto es remontable’. Futuro protocolo de actuación: un Bernabéu que anime hasta que sea delito, la épica por bandera, fútbol de Séptimo de Caballería y el espíritu de Juanito. El Madrid, desde luego, tiene suficiente potencial para voltear el drama de Dortmund. Ahora debe demostrarlo.

Resulta paradójico que lo mejor de Barcelona y Madrid hayan sido sus postreras soflamas tras sendos repasos. El Madrid habló bien fuera del campo, pero sobre el césped tuvo menos palabra que un telegrama. Bien está que blancos y culés se aferren a palabras y discursos de manual. Ahora falta que ese rosario de buenas intenciones se refrende con hechos. Porque, hasta ahora, la realidad es demoledora: los españoles hacen discursos y los alemanes hacen goles. Quizá el camino pase por apretar los puños y mantener la boca cerrada. Entre otras cosas, para no tener que seguir sintiendo que este país sigue siendo el número uno de Europa en subestimar contrarios, desdeñar méritos ajenos y festejar, antes de tiempo, las derrotas humillantes de su rival doméstico. Hasta ahora, el debate futbolístico ofrece un paisaje devastador: los españoles hablan y los alemanes juegan.

El futuro próximo del Barça (I): Tito Vilanova... por CRISTIAN PULINA

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Culpable. Culpable. Culpable. Esta directiva ya tiene algo que le va a venir muy bien, "su Pellegrini particular". Ya se veía venir cuando dejaron vendido de manera ruín a Jordi Roura a pesar de que era más que obvio que él no tenía culpa (o al menos no tanta) de lo que estaba sucediendo - obvio, salvo para los desinformadores claro... -, y se palpa en el ambiente ahora, tras el 4-0, que "Rosell sí puede ser el líder que empiece a llenar de estrellitas el Barça" - vamos, justo aquello por lo que un servidor dijo una y mil veces que no le quería en el Barça, porque esa manera de actuar es incompatible con el Modelo Deportivo que nos ha convertido en el mejor club de Fútbol del mundo y de la historia -.

Tito Vilanova no tiene el curriculum de Guardiola. A pesar de que ahora mismo todavía cuenta - digo yo -, con todo el apoyo del barcelonismo, ha bastado un 4-0 del Bayern para cuestionarle por completo a pesar de la Liga de récord que lleva y que está cerca de inaugurar su palmarés como técnico. Todas aquellas voces que durante esta temporada y las anteriores le señalaban como "el auténtico estratega del Barça" parecen haber pasado a mejor vida de golpe y plumazo, y por tanto, cuando la afición pierde buena parte de confianza en el entrenador, es fácil para los que manda decir: "Pues aquí ficho yo".

Aquí ficho yo, y más si lo que ficho es "bonito", es decir "NOMBRES". No se hizo este Barça de "NOMBRES", pero eso a esta directiva le da igual, porque estoy plenamente convencido de que al igual que el otro que hay en Madrid, se creen que saben más que los demás y en su cabeza no está el fútbol, está la visión empresarial. Yo quiero pasar noches inolvidables viendo a los jugadores y al cuerpo técnico levantar Champions en Wembley, ellos quieren ser los números 1 en la 'Lista Forbes', y como ese es el deseo, de esta directiva, ni Pedros, ni Alexis, ni Tellos, ni Sergi Robertos, ni Valdeses, ni Montoyas, ni gaitas... "NOMBRES"

Hay que reconocer que en parte tienen razón, cuantos más mediáticos en el equipo, mejores contratos, vale... Lo que parece que no acaban de comprender, es que el valor mediático de los jugadores es inestable, sube y baja. ¿Por qué sube y baja? porque en función de lo que ganan en el campo, los aficionados les quieren más o menos. No hay nada más mediático que el equipo que gana. No hay nada más mediático que el equipo que hace funcionar a sus 11 jugadores. Por tanto, si cuanto más mediáticos somos, más millones, lo importante es elaborar un equipo bien organizado para ganar, no fichar jugadores mediáticos independientemente de las necesidades técnicas, físicas, tácticas y psicológicas de un colectivo.

Poco importa ahora mismo este razonamiento. "El barco ya está hundido"

Pondría las dos manos en el fuego a que desde ya Tito no podrá tomar decisiones personales en los fichajes salvo que estas vayan en total consonancia con los intereses de la directiva, porque su reputación ya está dañada. Sí, esto son sólo suposiciones mias, pero son suposiciones como ya comenté en las últimas entradas que baso en la conducta y actitud de esta directiva. Ellos por supuesto no van a salir en los medios diciendo "las decisiones las tomo yo", dirán justo lo contrario, algo así como: "Todos estamos con Tito o Tito es el que manda", porque "tiene que parecer un accidente"...

Por supuesto los medios de desinformación - no es ninguna mofa esta manera de calificarles, es el nombre que merecen porque es lo que hacen: DESINFORMAR -, se encargarán de hacerte ver que igual Tito no es el entrenador adecuado para el Barça y es importante que el club tome la decisión en los fichajes. Vamos, como cuando Pellegrini dijo que le encantaban Sneijder y Robben, y al día siguiente estaban traspasados a Inter y Bayern respectivamente - finalistas de Champions esa temporada por cierto, además de finalistas del Mundial -, y a nadie le importó. No salieron los medios de desinformación a preguntarle a Florentino: ¿Oye, cómo es posible que se vendieran a estos jugadores cuando el entrenador los quería?, ¿Pidió Pellegrini que se gastaran casi 300 millones entre Kaká, Cristiano, Benzema, Xabi Alonso, etc...?

A nadie le importa: ¡¡¡SON UNOS JUGADORAZOS Y HAY QUE ACABAR CON EL BARÇA QUE HIZO EL TRIPLETE!!! Pues aquí lo mismo. El 4-0 del Bayern hay que pasarlo y mañana hay que fichar a Lewandowski porque hizo 4 al Madrid, fuera Alexis, Pedro y esos paquetes que no marcan ni al arco iris... Basta ya de las chorradas esas de que trabajan mucho y se mueven sin balón... ¡¡¡HAY QUE ACABAR CON LA MESSIDEPENDENCIA!!!...

Mirad, si a mí me dicen que cree un Blog y que cada día cree una entrada, puedo hacerlo, pero si me dan un teclado que no contiene las teclas que yo necesito para poder expresarme, entonces no podré hacer lo que quiero y obviamente mi la calidad de mi trabajo se verá resentida. Lo mismo sucede aquí. Quizás no entiendan porqué necesito esas teclas en lugar de las que me dan, que todos dicen que son mucho más bonitas, pero es que si alguien me contrata debe depositar toda su confianza en mí y si no lo hace, es que entonces ese alguien es un pésimo presidente.

Es tan sencillo como esto, y por favor, luego que nadie venga con la broma esta de que "los presidentes pintan poco o no influyen", porque son la parte fundamental del proyecto al igual que los aficionados. El presidente es el que decide qué jugadores se fichan y se venden, así como es el que decide cuanta confianza se da a un entrenador o cuanta continuidad se le da. Estas decisiones son absolutamente claves en el éxito de los proyectos deportivos, por lo que aficionado y sobre todo presidente, son clave en el éxito del club.


Va de espaldas... por MOREN

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En un estadio de fútbol, como en un museo, lo que más vemos son espaldas. En ambos casos, a no ser que estemos en primera fila. Ver una espalda no es cualquier cosa. Es, por lo pronto, asumir la propia espalda y que ésta, igual que las que forman delante nuestro, puede ser vista. De hecho, puede ser vista por cualquiera menos por uno mismo. Así pues, viendo la espalda del otro, se nos revela justamente eso, la vulnerabilidad de la nuestra.

¿Y porqué tanta espalda? Entremos en cuestión porqué esto hoy va de espaldas.

Empezaremos por la de Dani Alves. De un tiempo a esta parte, se insiste en lo vulnerable de la espalda del lateral brasileño. Concretamente en los centros laterales que proceden del sector izquierdo de la defensa del Barça. Y no se puede decir que sea falso, esta temporada ha ofrecido pruebas suficientes como para que finiquitemos aquí la cuestión. Si vamos un poco más allá, sin embargo, aparece la primera duda. ¿Siempre ha sido así? La respuesta es no. A Dani Alves siempre se le ha achacado una cierta debilidad atrás provocada básicamente por sus constantes incursiones en ataque -quien escribe no comparte esa idea, pero en todo caso pasaremos de puntillas porque el tema que nos atañe va en otra dirección- pero siempre ha sido un lateral sorprendentemente fiable cerrando el segundo palo. Digo sorprendente porque precisamente este perfil de lateral tan ofensivo, corto en estatura pero largo en atrevimiento para sumarse arriba, arrastra el estigma de que la dejadez a la hora de defender el segundo palo es una de sus principales lagunas. Belletti o Silvinho -por nombrar a los dos últimos azulgranas- atestiguan que el estigma en muchos casos ha estado justificado.

Pues bien, tenemos a un Dani Alves seguro cerrando el segundo palo, que de repente ya no lo es. E insisto, es cierto, no es una percepción equivocada, el Barça tiene un punto débil localizado ahí. Entonces, ¿Qué ha pasado? Hasta bien entrada la temporada podríamos haber argumentado un bajo rendimiento del lateral, un bajo estado de forma o incluso una dejadez competitiva. Sucede, no obstante, que la constante se repite también ahora, cuando Alves es uno de los futbolistas más en forma del equipo.

Veamos, pues, otras espaldas. Las de los interiores. No hace mucho hablábamos de ellos y de como, en el Barça “post-Xavi”, en el que la pérdida es una opción real que implica la aparición de momentos de defensa estática, su poca adecuación a la fase defensiva supone un problema. Viendo la espalda de los interiores, el Barça tiene a Sergio Busquets, el hombre en quien recae la responsabilidad de multiplicarse para hacer frente a estas situaciones. Siempre defendiendo hacia delante -porque es su mejor cualidad y porque es donde está el agujero- el de Badía es el único sostén de la medular azulgrana cuando el equipo no tiene la posesión. El hombre más exigido.

El rival, como es evidente, busca la salida a espaldas de los interiores del Barça. Lo vimos en el París Saint Germain con Lucas y Pastore, o en el Bayern con Ribery, pero también lo hemos visto en el Real Madrid con Özil y Cristiano Ronaldo y en la gran mayoría de rivales. Visualicemos la situación: el equipo adversario recupera el balón y sale por el costado buscando las recepciones a la espalda de los interiores culés, obligando a Busquets a tener que acudir ahí para arreglar el entuerto.

Volvamos a la espalda de Dani Alves. En el centro lateral desde la banda -en este caso la izquierda de la defensa azulgrana- el canon marca que la basculación de la línea defensiva lleve al central más próximo al balón a acercarse al lateral para cubrir la posibilidad de que éste sea superado. El movimiento de piezas, como imaginamos, lleva al central más alejado del balón -en este caso el derecho- a ocupar la posición de su compañero.

Y aquí descubrimos el pastel. En estas situaciones, lo normal es que sea bien el mediocentro, bien el interior del lado más alejado del balón, quien en este momento se incruste en la defensa para recomponer el equilibrio. La cosa quedaría así: lateral izquierdo sobre el rival que tiene el balón, central izquierdo haciendo la cobertura, central derecho y mediocentro formando la nueva pareja de centrales. El lateral derecho -el más alejado-, pues, aquí sí, cubre el segundo palo. Otra solución pasaría porque efectivamente sea el lateral el que se incruste dentro y recaiga en el interior (o el volante si el equipo juega en 4-4-2) la defensa de su espalda. En el Barça, sin embargo, Busquets no puede llegar porque como hemos visto unos instantes antes ha tenido que acudir al costado, y Xavi tampoco porque ni siente ese movimiento ni su físico se lo permite ya hacer.


 

Demolición o Renovación... por ESTEBAN MONEO

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La rumorología popular dice que Pep Guardiola se fue del Barça porque no quería pasar el trago de realizar una nueva transición traumática, en esta ocasión con pesos pesados del vestuario. Otros aseguran, los menos afines a la junta rectora, que no había feeling con el cuerpo técnico y le habrían impuesto la contratación de Neymar. Los más osados, llegaron a asegurar que sus relaciones no eran las más adecuadas con Leo Messi y parte de las vacas sagradas. Y por acabar, los que le estaban esperando, llegaron a afirmar que su relación con Tito era regular. Las familias son íntimas.

Digo todo esto porque en los próximos días escucharemos todo tipo de teorías y mensajes apoyados más o menos sobre esa rumorología popular. Se sacarán nombres a relucir, listas de bajas, fichajes posibles, imposibles y empezaremos a ver portadas de Neymar con el entorno revolviéndose. Observaremos como muchos de los que ensalzaban la elección de Tito; esa transición modélica, sin cambios de dirección manteniendo un estilo fiel de juego, se volverán en su contra. Se dudará de todo, de su capacidad, de su elección y hasta de haberle mantenido en el cargo durante su tratamiento en Nueva York.

Quizás lo más sorprendente que podremos ver, será como se ningunearán muchas de las vacas sagradas: Xavi y Puyol serán jubilados de golpe, sin el menor de los respetos, en vez de hacer una transición moderada como historia viva del club que son; asegurarán que media docena de los jugadores del primer equipo no darán la talla para jugar en el F.C.Barcelona, casi es mejor ahorrarse los nombres, y por último, el modelo de cantera que tanto se les llenaba la boca a más de uno, no habrá servido de nada en la comparativa con jugadores extranjeros que surgirán como setas en portadas y redes sociales.

Ayer, por fin para algunos después de 5 años en cada derrota, se acabó un ciclo. Los más cabreados entenderán que el fin de un ciclo es sacar la guadaña y dejar como una ursulina a Dexter o Tarantino. Para otros, entre los que me incluyo, un fin de ciclo es lo mismo que se realizo después de la época Rijkaard. Mantener una estructura, el eje vertebral del equipo, aderezado con savia nueva de la casa y algún fichaje del exterior que refuerce determinadas posiciones. Tres o cuatro refuerzos por año, no más. La primera clase de fin de ciclo es volver a los 80-90. La segunda es seguir la hoja de ruta que dejó marcada Pep Guardiola y su equipo. Ustedes elijan, si prefieren sangre por despecho o prefieren rectificar y corregir detalles.

Esos pequeños detalles que en realidad son los que nos han llevado a este punto final. Guardiola repetía hasta la saciedad que el mérito era de los jugadores, eran muy buenos. Y lo son, el problema son esos pequeños detalles, ese perfeccionismo enfermizo que le llevaba a trabajar de sol a sol en el Camp Nou, que colocaba a cada uno en su posición, que corregía hasta el más mínimo detalle y que hacía funcionar al equipo como lo que fue, una máquina de precisión suiza. Esa libertad en los pequeños detalles ha hecho que haya que engrasar minuciosamente la maquinaria en vez de tener que comprar una nueva.

Nota: Fin de ciclo con partido de vuelta de semifinales y título de Liga en el horizonte. No habrá que realizar semejante demolición, cuando con mejor o peor juego, ganado en octubre, enero o mayo son campeones con cifras record.

La Torre de Marfíl de Sandro Rosell... por RICARDO ZAZO

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Sandro Rosell llegó a la presidencia del F.C. Barcelona tras el cansancio de los compromisarios con Joan Laporta, moción de censura incluida, buscando lo mejor para el club en el apartado económico: Las secciones deportivas funcionaban bien (mejor que nunca, quizá), pero financieramente la situación no era boyante. Había indicios de dispendio sin control. Y entonces, llegó Rosell.

Sandro Rosell, pieza clave en los comienzos de Laporta (sus amistades en Brasil y Nike propiciaron la llegada de Ronaldinho al conjunto blaugrana), desapareció de la Junta Directiva por el entonces presidente.

Cuando las cosas marchaban mal para Laporta, Rosell saltó a la palestra. Se convirtió en el adalid de la transparencia, promulgó que el club se iba a sanear de manera consecuente. En resumidas cuentas, dio la imagen de hombre de negocios del Siglo XXI que manejaba los hilos, en contraposición a Laporta, ruidoso por donde fuera, ya sea en un aeropuerto o una sala de fiestas. Estaba claro, Laporta había hecho mal al club en cuanto a imagen, pues además había utilizado a éste como trampolín en su carrera política. Los aficionados no querían eso. La victoria de Rosell no se hizo esperar. Pero lo que fue una balsa de aceite en el plano institucional poco tendría que ver con el plano deportivo. Suceder a Laporta era fácil, a fin de cuentas el Barcelona tenía otro Presidente: Pep Guardiola. Y eso no iba a ser lo mismo.

La primera medida que toma Sandro Rosell como Presidente en el aspecto deportivo es la venta de Chigrinskyi al Shaktar, aduciendo que la situación económica es un desastre. A pesar de ser una petición exclusiva de Guardiola, Rosell toma la decisión. Guardiola acepta, sabiendo que el rendimiento del ucraniano no ha sido el esperado (si bien Chigrinskyi asimiló el Juego de Posición culé de maravilla, le mataron errores puntuales como la eliminatoria frente al Sevilla), pero flota en el aire la sensación de que Rosell ha decidido quitarle de en medio. Guardiola mientras, calla.
Una vez medida la tensión con Guardiola, Rosell decide hacer lo mismo con su mentor: Tantear cómo están las relaciones con Johan Cruyff. Tras la designación de Cruyff como Presidente de Honor, Sandro Rosell realiza algunas quejas muy de su estilo. Todo muy correcto, con una sonrisa siempre. Cruyff, lejos de las sonrisas y amplio conocedor de lo que es el Barça, da el paso adelante: Devuelve la insignia de Presidente. Rosell sabe que tiene frentes abiertos, pero es listo. La baza de Guardiola, más culé que Gamper, le avala.


Es consciente de que Pep va a dejarse la vida por ganar, todo lo que tiene que hacer él es pasar a un segundo plano. Abidal levanta la Copa de Europa en Wembley. El plan de Rosell marcha a las mil maravillas. Ha salido vivo del envite con Cruyff y Guardiola, sus errores en la prensa han sido vistos como algo anecdótico y ha conseguido meter con calzador a uno de sus amigos, Eusebio Sacristán, como entrenador del B.

Pero Guardiola dice basta. Se va, agotado por cinco años extenuantes donde ha dejado un legado impresionante. Y Rosell tiene que dar un paso adelante. Sin la figura mediática de Guardiola, pues Tito tiene otro perfil, Rosell tiene que hacer frente a todas las problemáticas escoltado por Toni Freixa, a la sazón mano derecha de Rosell y encargado de hacer de poli malo mientras Rosell apenas comenta en contadas ocasiones.

Joan Laporta era excesivo y desmedido, pero el culé sabía lo que era. Ahora el culé no sabe quién es su presidente. Laporta no sólo era histriónico, también era inteligente: Se apoyó en Johan Cruyff. El tiempo y la paciencia con Rijkaard le dieron la razón y Guardiola lo implementó.

Sandro Rosell, en cambio, pierde en lo evidente. Enfrentarse a Cruyff equivale a perder la cuota de respeto de varios aficionados; perder a Guardiola puede ser visto como algo que atañe a la imagen personal del presidente (¿Hizo todo lo posible para que se quedara?). Su politica austera (problemas en las distintas Secciones) choca de frente con llevar una comitiva de directivos exagerada. Donde en la camiseta aparecía UNICEF ahora luce Qatar Foundation. Para colmo, se empiezan a desvirtuar algunos conceptos en el  Fútbol Base blaugrana (el mejor ejemplo, el Barça B).

Hagamos un ejercicio de intuición. Pensemos en cómo puede afectar a medio plazo esto al Barça. Con amigos de Rosell en puestos de responsabilidad formativa donde el peligro es mayor, la repercusión no será tan grande. La imagen del club son las Secciones. El "Més que un Club" tan manido que cae por su propio peso cuando se cierra la Sección de Baseball.

Supongamos que el Barça, sujeto ahora a resultados pues su estructura de trabajo ha perdido eficacia (intrusión de amigos de Rosell, pérdida en el Modelo de Juego blaugrana), no gana. Rosell entonces jugará su baza popular: Neymar.

Porque esa es la gran esperanza de Rosell para cuando las cosas vayan mal. Cuando las cosas iban bien, solo tenía que dejar que Guardiola afrontara todo. Si las cosas en el futuro van mal (no parece, pero tampoco es improbable viendo según qué decisiones), Rosell venderá a Neymar como el nuevo mesías del fútbol, la gran esperanza brasileña, como hizo con Ronaldinho. Porque eso es lo único que entiende Sandro Rosell, de ventas y negocios. Ha decidido apartarse de los postulados más ortodoxos, guardándose un as en la manga muy populista.

Rosell conoce bien los entresijos de los mercados. De lo que hay en La Masía no tiene ni idea. Si se limitase a no entrometerse, sería aceptable. Pero hay muchas deudas que pagar, muchos favores que devolver. El primero que lo vio fue Cruyff, el segundo Guardiola. Esperemos que en el futuro Neymar llegue a Barcelona como un jugador más y no como el ángel salvador del Barça.

LEW4NDOWSK1... por RYUGARATO

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Ese es el titular, un nombre propio y un resultado, porque el desgarbado polaco de ascendencia judía tuvo anoche la muy feliz idea de cenar carne blanca, que no de ave alguna. Cuatro goles, uno de ellos obra maestra bailando claqué en un palmo de terreno para enviar un misil a la escuadra de Diego López, para encarrilar el triunfo borusser hacia la final contra el gigante de Baviera.

El Borussia se dedicó a atropellar desde el pitido inicial a un Real Madrid que, pienso, equivocó su planteamiento inicial porque, a pesar de que Modric se siente muy cómodo en la mediapunta, incluir al Peter Pan croata como enganche es un suicido táctico porque supone que Özil pase a jugar como interior, otorgando más dominio de balón a los de Mourinho pero reduciendo considerablemente el nivel de presión y vivacidad en ausencia de Di María o Callejón. Lo alarmante fue que ni presión (Gündogan jugó libre en 5 metros a la redonda, a veces tímidamente encimado por Khedira) ni posesión (apenas un 53-47 para el Madrid) se encontraban en el esquema del técnico luso. Cristiano, muy mermado y aun así mejor jugador blanco de largo, se permitió marcar el gol del empate y, además, a ayudar en tareas defensivas constantemente.

Pero el Borussia, que empezó ganando con el primero de Lewandowski, no se amilanó con el gol visitante, ni de lejana coña. Al contrario, el segundo tiempo fue extremo en cuanto a las virtudes teutonas y al déficit (qué ironía) español. Reus era un galgo que sorteaba madridistas en carrera; Hummels solo cometió un error en todo el partido; Blaszczykowski le amargó la noche a Coentrao; Bender trabajó a destajo para ayudar a su acompañante turco; y Götze era el joven director de orquesta. Felicidades a los que hoy han descubierto a estos fabuloso equipo y a los que descorchaban champán por la derrota del vecino doméstico, dando ya por sentado que la Décima se ganaría en Wembley antes de salir al césped. Y es que a Mourinho anoche le dieron de su propia medicina en el campo: defensa sólida, contras vertiginosas y un punta tanque como solución a los problemas.

Es cierto que aun queda la vuelta y que el Real Madrid tiene fútbol y potencial más que de sobra para golear a los alemanes en la liturgia del Bernabéu, solo queda que lo demuestren con el punto de épica, de séptimo de caballería que les caracteriza. Pepe y Ramos anoche vinieron a decir que no se habían tomado este partido todo lo seriamente que deberían, craso error de los futbolistas y extraña situación para Mourinho que, en semifinales, siempre ha conseguido que sus jugadores rindieran al 150%, así que si quieren mantener vivo el sueño de la tan ansiada Décima, la remontada pasa por un buen rapapolvo y, sin duda, golear, siempre que al bueno de Lewandowski no le de por hacer algún que otro roto.

Profunda reflexión... por WEITZ

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Tengo mil maneras para empezar este artículo, pero solo tengo una para acabarlo. No se por donde empezar pero sí por donde acabar. Seguramente el Bayern - Barça de Múnich es para mucho culés, un "flash-back" del Milan-Barça de Atenas. ¿Recuerdan el desenlace del Dream Team a partir de aquella fecha?

El partido

Deportivamente hablando, solo ha habido un equipo en el campo. A diferencia del día de San Siro, el Barça perdió por actitud, en cambio, en el Allianz Arena, fue vapuleado en juego y actitud. Desde el primer instante se apreció la intensidad de cada equipo, el Bayern salió a morder y el Barça a defender con el balón. El Barça quiso convertir un partido de máximo nivel en una posesión de un entrenamiento. Sin referencia arriba, cuando el balón llegaba a tres cuartos de campo, el Barça se "olvidaba" que había porterías (el dato más significativo es que Bartra fue el hombre del partido que más disparo a puerta). Cuando el Bayern tenía el balón, asustaba con sus vertiginosas transiciones, que por cierto, siempre se producían con superioridad numérica. El gol del equipo bávaro se mascaba desde bien temprano y llegó en uno de los numerosos saques de esquina que concedieron los cules. A mi forma de ver, si el gol hubiera sido de Dante lo hubiera achacado a un problema de altura ya que tanto Alves como el alemán saltan y remata el que más poderío físico tiene, pero como Müller es quien anota el gol, cargo contra los errores de marcaje, dicho de otra manera, falta de concentración.

Al concluir la primera mitad, lo mejor para el Barça era el resultado, visto los méritos de cada equipo la ventaja era insuficiente, pero el tiempo puso las cosas en su sitio. Otro saque de esquina, con la consiguiente posibilidad de hurgar más en la herida, gol del gigante Mario. Sin capacidad de reacción dentro del campo ni en el área técnica por parte del conjunto blaugrana, el Bayern aprovechó para endosar dos goles más, finiquitó el partido y la eliminatoria.

A continuación dejo unos "porqués" que me surgieron ayer de los cuales no encuentro explicación alguna:

1- ¿Por que no hay reacción por parte del banquillo hasta el minuto 80 para realizar sustituciones?

2- ¿Por que el jugador más incisivo y vertiginoso del Barça (Tello) se queda fuera de la convocatoria?

3- ¿Por que Alves insiste en atacar por la banda con el balón en los pies en vez de sorprender desde atrás aprovechando su físico?

4- ¿Por que no se utiliza un mediocentro de contención fichado este verano (Song) que oxigene a Busquets en partidos de tal exigencia física?

5- ¿Por que juega Messi todo el partido si estaba mucho más mermado físicamente que el día del PSG?

El Barça

Siendo claros, la temporada se acabó ya para el Barça. Casi con toda seguridad van a ganar la Liga de forma más cómoda de la esperada y han llegado a las semifinales de la Champions y de la Copa del Rey. A priori, ofreciendo estos datos objetivos, cualquier equipo firmaría hacer una temporada así. Pero esto es el Barça, y aquí no solo vale ganar. Esta temporada se han sacado adelante muchos partidos por inercia, sin forzar las marchas, ¿a que se debe todo esto? Mi tesis se basa en dos principios que se encuentran interrelacionados:

Por una parte la mala gestión de la plantilla, es decir, la escasa rotación entre los "teóricos" titulares y los "teóricos" suplentes. La plantilla no es corta, pero quizás el problema reside en que el fondo de armario que es muy pobre. Para la planificación de la próxima temporada, no serán necesarios grandes fichajes, urgen currantes en cada línea, tipo "Mascherano", a precio medio y de rendimiento alto. No quiero estrellas de 30 o 40 millones de euros, quiero jugadores con sacrificio que estén preparados para cuando se les necesite. También es probable que no se han dado las oportunidades necesarias a ciertos jugadores, que han acabado aceptado el rol de suplentes y han salido desmotivados a jugar conscientes de que sus acciones no cambiarían la mentalidad del entrenador.

Por otra parte, la mala preparación física. Es obvio que el Bayern dejó en evidencia al Barça en todos los aspectos, sobretodo en el físico. Jugadores como Xavi o Puyol se habrían de "mimar" y empezar a dosificar con más asiduidad para que estén frescos en las grandes citas. Para el club es más beneficioso hacer giras asiáticas, americanas o europeas ya que repercute en mayores ingresos para el club, pero llegados a este punto de la temporada, la mayoría de los jugadores llegan fundidos. Caso aparte es del Jordi Alba, que entre Eurocopa y Juegos Olímpicos, lesiones constantes de Adriano y la salud de Abidal no ha descansado apenas esta temporada. Los entrenamientos, deberían estar más orientados a nivel físico, la calidad no la van a perder, pero el físico sí.

Como he comentado antes, los dos puntos están enlazados entre sí y la carencia de uno supone la ausencia del otro. No son necesario cambios bruscos, ya que no es una situación dramática (de momento), pero los pocos que se han de aplicar son imprescindibles para dar continuidad a las nuevas generaciones. De remediar estos problemas, para nada hay fin de ciclo. Fin de ciclo es tan solo una expresión que utilizan ciertos oportunistas para echar más leña sobre el árbol caído, con la finalidad de desestabilizar este proyecto que lleva años moldeándose y que a día de hoy sigue siendo fructífero.

Supongo que os habréis dado cuenta que no he mencionado en ningún momento al arbitraje. Pues bien, aquí va mi único comentario al respecto; "Resulta curioso que un arbitraje tan nefasto como el de ayer para los dos equipos no haya influido en el resultado". Dicho esto, desde aquí mando un palo a la UEFA, que debe aprender de deportes como el baloncesto o el tenis que se adaptan a las nuevas tecnologías.

Como dije al principio, tenía mil maneras de empezar este artículo, pero solo tengo una para acabar, que es la siguiente: FORÇA BARÇA!

EL CARTERO HABIA LLAMADO MUCHAS VECES... por CONFIESA

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Nada es eterno. Y el Barça tampoco. Y llevábamos mucho tiempo viendo las señales y mirando hacia otro lado.  Habíamos recibido muchos avisos:  el triste espectáculo en Milán, la pésima segunda parte ante el Paris S.G. en casa, las derrotas ante el Real Madrid en la  Copa del Rey, y siempre se suavizaban buscando un culpable fuera(que en el tema arbtiral lo habia, pero nunca mirabamos hacia nosotros).

Ayer, jugando el peor patido en años,  pudimos haber perdido 2-0 si el arbitro hubiera visto el fuera de juego en el segundo gol y si le hubiera parecido bien señalar la falta en el tercero que es de lo mas descarado que yo he visto en años, pero volveríamos a equivocarnos si repitiéramos el desviar la atención fuera del estadio.

Pudimos perder 2-0 y entonces hubieramos apelado de nuevo a la heroica y tras una semana hablando de remontadas, probablemente ganaríamos 2-1  para volver a quejarnos del arbitraje(y seguramente con motivos), encontraríamos una excusa nueva  para seguir igual, y entraríamos en una dinámica perdedora y tal vez  para quedarnos en ella como en los 80. Y entonces no analizaríamos las cosas para dejar que todo siguiera pudriéndose poco a poco.

La planificación de la temporada y la configuración de la plantilla fue horrible. Llevamos demasiados años perdiendo a Henrys, Etoos y  YayasToures para incorporar a jugadores que luego no sabemos ni de qué juegan ni para que los queremos. Los fichajes de Song y Alexis no han aportado nada, el chaval Bartra, que puede llegar a ser un gran central porque calidad tiene, no ha tenido oportunidades ni en los partidos ante el Rayo o el Celta, y  se han inventado a Song, a Busquets, a Adriano con tal de no darle minutos a él, y de repente, cuando nos jugamos la temporada en un partido, un chaval inexperto tiene que sacarnos las castañas del fuego.  Decisiones de un banquillo que andaba en otras cosas y que siempre jugaba(y es comprensible) la carta de no arriesgar.

El cartero ha llamado muchas veces, y nos ha traído una carta en la que nos hablaba de la mala planificación, en la que nos decía que necesitábamos centrales expeditivos y altos, que supieran jugar el balón, en la que nos avisaba de que basándonos solo en Messi no podíamos mantener el nivel de éxitos, que necesitabamos fomentar un poco de competencia en la plantilla,y que  con esa división entre titulares muy titulares y meritorios sin esperanza, había que introducir elementos que hicieran ponerse las pilas a unos y dar esperanzas a los otros.

Y es que con unos jugadores tan buenos como los “locos bajitos” del medio campo, y con un Messi al 100% se disimulaban las carencias, y si un equipo nos marcaba 3, en ocasiones le devolvíamos 4 y parecía que en aras del espectáculo todos debíamos hacer un gesto de complicidad. Pero en el fondo todos sabíamos que nos estaban tomando la medida, que un grupito ordenado atrás, encerrados y agresivos, eran como una muralla, y costaba un mundo derribarla, pero aparecía Messi y resolvía el problema. Y mientras duró la enfermedad de Tito, ese era el plan. Y ahora se trata de cambiar, se trata de tener planes alternativos.

No se trata de renunciar a un estilo, no se trata de que fichemos ahora a un entrenador que nos meta atrás a defender para pillar al contragolpe al rival, no se trata de echar tierra sobre nuestro pasado tan reciente, el que nos ha dado tantos triunfos, el que nos ha llevado a ser el mejor equipo del mundo año tras año.

Y tampoco se trata de lanzarnos al cuello de jugadores que nos han dado tanto, que nos han hecho disfrutar de esa manera, que nos han hecho llorar de emocion viéndolos jugar. Ni de un cuerpo técnico que, superando sus problemas graves, han dado la cara y se han dejado las cejas analizando e imaginando pero encorsetados en un sistema que ya se ha visto que necesita modificarse para que siga dando frutos.

Pero este estilo y ese sistema necesita los mimbres apropiados, necesita una plantilla compensada, y necesita un entrenador que sea capaz de aplicar el bisturí a la actual y reorganizar un equipo para resurgir, para volver a ser los mejores.  Y no se si Tito, con el hándicap de su enfermedad,  y tras 6 años compartiendo vestuario, va a ser capaz de serlo.

Este club necesita un director técnico que tenga carácter para conseguir que en la plantilla estén los que tienen que estar, que sepa gastar el dinero en lo que hace falta aunque sea un poco más caro,  y  sobre todo necesita una directiva que trabaje en silencio(pero en silencio y sin decir tonterías en cada comparecencia), que impida que el Barça sea tratado en España y en Europa como un club menor al que, en un mismo partido, le pueden marcar 3 goles ilegales y no pase nada, un club menor al que le puedan perjudicar en tres eliminatorias consecutivas con 5 goles ilegales, y el silencio sea la única respuesta.

El cartero ha traído una carta de nuevo, y del club depende que sea un aviso para mejorar o sigamos diciendo que la culpa es siempre ajena.

Hacen falta cambios para que todo vuelva a ser  como antes.

Si seguimos mirando hacia otro lado, la siguiente visita del cartero no será para advertirnos.

¿Sublimación de la excelencia? Ante todo, mucha calma... por JAVIER SABATÉ

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En la mañana después de la desgracia, los culés más reaccionarios lo quemaríamos todo y los culés new age mirarían a otro lado mientras siguen agradeciendo al equipo los servicios prestados.

En Can Barça, las debacles han servido tradicionalmente (como en la mayoría de corrales) para hacer tabla rasa, lanzar fuegos artificiales y huir hacía adelante. Esto es, para aniquilar la base, lanzarse al postureo y cagarla estrepitosamente.

Últimamente, sin embargo, la excelencia ha paralizado en más de una ocasión el dedo responsable de presionar el botón eyector. El buenismo de lo políticamente correcto ha llevado a tolerar la autocomplacencia, la pasividad y el cachondeo (que se lo pregunten a Ronaldinho y a Deco).

Como en todo, en el punto medio está la mesura.

En ocasiones anteriores, las decisiones traumáticas vinieron forzadas por situaciones que parecían exigir cortinas de humo que tapasen vergüenzas más groseras que la puntual hecatombe de turno...

El motín del Hesperia explotó en medio de la travesía del desierto, Florentino secuestró a Figo de un Barça que había dejado de ganar y el pasillo en el Bernabéu se produjo con el trasfondo de dos años en blanco.

Esta vez, el sopapo se produce disputando una semifinal de Champions por sexto año consecutivo y a punto de ganar una Liga en la que se pueden batir todos los récords del Madrid de los récords.

¡Una Liga! Hubo décadas, queridos niños y niñas, en las que el Barcelona no ganaba una Liga ni fichando a Manolo Clares. Ahora, parece que algunos quieren hacer creer que una Liga sabe a poco. Que no os embauquen. ¡Al loro! Qué no estamos tan mal... hombre.


Ensimismados en la perfección del modelo, se ha tendido a buscar la sublimación de la excelencia, pasando de un estado líquido en el que Touré Yaya imponía, Keita sostenía y Eto'o fulminaba, a un estado gaseoso en el que la posesión absoluta impide defender un corner en condiciones.

Pero si pese a todo creemos que el modelo es el adecuado, que está consolidado, hemos de tomar la derrota en Múnich como una magnífica oportunidad para tomar aquellas decisiones que no por desagradables, dejan de ser absolutamente necesarias.

El Barça tiene los mimbres para seguir siendo el mejor. Únicamente ha de volver a la esencia.

Si Valdés se va... que se irá, se impone la necesidad de incorporar carácter, agresividad y hambre en cada una de las líneas del equipo, banquillo incluido. Tenemos valores. Muchos. Pero hay cosas en la vida aún más importantes que el fútbol y estamos hablando de un club profesional, de élite. Quien no pueda estar centrado al cien por cien debe dejar paso a quien tenga disponibilidad absoluta.

Ahora toca ganar la Liga. Celebrarla. Intentar sumar todos los puntos en disputa y marcar el máximo número de goles posibles. Recibir al Bayern con todo el respeto del mundo, hacer el mejor papel posible... y volver a intentarlo el año que viene.

Ante todo, mucha calma. Hoy es el primer día de una nueva etapa. Una nueva etapa que puede ser aún mejor.


TERTULIA: Gutierrez, Ricci, Segurola y Solari: El Borussia desmonta al Madrid

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Con Miguel Gutiérrez, Filippo Ricci, Santi Segurola y Santi Segurola, analizamos la contundente derrota del Real Madrid ante el Borussia Dortmund por 4 goles a 1, que deja la eliminatoria muy cuesta arriba para el equipo blanco.

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Fin de Circo : ¡Borussia 4 - Real Madrid 1! ¡Bazzinga!... por BEM

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Al final la culpa fue de Pellegrini, sí los hubiese eliminado ....... ¡ Este Chileno !, aunque mejor dicho, el Málaga sí eliminó al Borussia pero el árbitro insistió para que el Borussia avanzase a la siguiente fase, por su parte, el Real Madrid puede dar gracias al árbitro de que no señalase penalty en la jugada del "1-1" porque el resultado hubiese sido de "5-0" al no producirse la contra. ( Razonamiento Cavernícola, pero válido para las huestes de orcos )

¡ Y ojo ! que sin desmerecer al Borussia ( eso sí, insisto en que merecía haber perdido con el Málaga ) este equipo está a 20 puntos del Bayern en la Bundesliga. Pero bueno, su mejor virtud aun no la ha enseñado y es ver a Gotze, Reus, Lewandoski y compañía jugando a la contra y con espacios, ese sí es el gran Borussia.  Y aun hay más, el Madrid salía al campo conocedor del fracaso del Barça en Europa, y ni con esa motivación dieron la cara ni en un solo momento.

En la jornada de ayer,  gran parte del Madridismo se cebó con el Barcelonismo, fueron arrogantes, soberbios y prepotentes, además de darse por clasificados y hablar del partido ante el Bayern. Pero el Dortmund, por tercera vez en lo que va de temporada, volvió a pintarle la cara al Real Madrid pero está vez con un mensaje en la frente "Game Over". A veces piensó que la justicia divina está presente en el fútbol, porque en menos de 24 horas y con la lección aprendida, el Madrid sufrió una derrota que le aleja demasiado de la ansiada "Cuarta Champions" y eso me hace pensar en la Justicia Divina del Fútbol. ¿ O los botijos también cuentan ? .....

Pero lo bueno de ese sector prepotente madridista es que no paran de reírse de sus seguidores ni cuando quedan retratados, que incluso alguno ha culpado a Casilllas ..... ¡ Lo que hay que oir ! , será que Casillas filtró la noticia de la marcha de Mourinho. ¿ Quién ha sido el Topo ? ¿ O acaso no interesa buscarlo en esta ocasión ?

Los Argumentos para la Remontada ( Se busca Rival y un buen árbitro ) :

- El Madrid en el Bernabéu es imparable, el campo de las remontadas. ¿ Cuando ? , ¿ Contra quién ? ..... que esa historia ya no le cuela a nadie. Con suerte el Dortmund ( creo que sabe jugar un poquitin ) no se presenta .... podéis rezar que les falle el embarque, porque sino os veo perdiendo en casa y "retratados". Os habéis reído demasiado, menospreciado al Borussia y lo habéis pagado .......

- El Borussia es una "banda", está a 20 puntos del bayern y el Madrid puede meterle cinco o seis.  ( La estadística así lo dice, y también dice que de tres partidos con el Dortmund, dos derrotas y un empate, sin olvidar que en todos los partidos ha conseguido anotar un gol como mínimo )

- Tiene un presupuesto de "risa" comparado con el Madrid, Barça o Bayern ..... y aun así, os han metido cuatro goles como cuatro soles.

- El Madrid no ha conseguido ni un solo marcador de "4-0" en toda la Champions. Y en tres partidos con el Borussia, en los tres partidos los alemanes consiguieron el resultado que necesitaban.

- El Madrid está hecho para atacar y no para contraatacar, en cambió el Borussia es muy malo a la contra. ( Ironía ON+ )

Los jugadores quieren remontar pero no lo dicen porque son muy Tímidos

- Es verdad que algún jugador blanco habló de remontada, pero como lo ha hecho Messi, Pedro o Xavi, eso sí, los del Madrid debe ser que iban tan contentos y extasiados que decidieron no hablar. Entonces me preguntó, ¿ De donde sale la filtración de la conjura de la remontada ? ..... ¡ Ah Claro, de Casillas !

- CR7 sí lo dijo, yo hablaré en el campo .... pues ya puedes hablar latín, portugués, italiano y hebreo, porque en la noche de ayer, un cero patatero. ( La última vez que CR retó al rival para hablar en el campo, se llevó un 5-0 ).

- Ver las caras de Roncero, Siro y amigos después de perder el Barça no tiene precio, pero verles perder por cuatro al día siguiente contra el modesto Dortmund .... ¡ No lo paga ni la Mastercard ! ¡ Bazzinga ! lo que viene a ser ....... ¡ Zas en toda la Boca !

- Un Chiste muy repetido : Los culés vamos con el Dortmund, porque un polaco os ha calcado cuatro .... ¡ Bazzinga ! lo que viene a ser ¡ Zas en toda la Boca ! ,  y otro igual de malo :  "La décima son los padres"; aunque por ahí dicen que no existe, que nadie la ha visto nunca, que puede ser un fantasma ..... ¡ Misterio en la Casa Blanca !

- Desde Madrid insisten en que el autobús iban cantando el "Yes, we can"; sí fuese verdad, me parece que Florentino los tira del autobus uno a uno. Pero bueno, parece que los jugadores del Madrid hablan de remontada ( con sus mujeres ) y los del Barça solamente felicitan y piensan en remontar, pero ante todo, son realistas y profesionales. Insisto, el Borussia es un equipazo, pero no es el Bayern.

- Al menos el Barça alegró a la Merkel, pero el Madrid va y pierde ante su equipo rival .... la reacción de la Canciller no se hizo esperar : ¡ La Crisis terminará cuando el Madrid gane la Cuarta ( O la decíma para los de Blanco y Negro ) ! .... ¡ Crisis para rato !

- "El Madrid es el equipo de las remontadas"; seamos serios, que desde que la televisión es en color, no le habéis remontado ni al Alcorcón.

- Mou al Chelsea ...... ¿ También lo filtró Casillas ? ¿ o fueron Sara y Pellegrini ?

- A ver sí hacéis algo de autocrítica y pensáis porque un equipo en el que su estrella no cobra más de dos millones de euros, ha perdido "4-1" ante el equipo más caro de la historia del fútbol.

La Conjura de la Prensa

La prensa de Madrid va a vender la moto de la remontada, eso sí previo pago de una buena prima por su verdadero jefe. Pero mejor, así el palo será doble. El primero ayer y el segundo el próximo Martes. Sí hay algo que ha salido claro de esta Champions, es que el Borussia es mejor equipo que el Real Madrid. Han disputado tres partidos y en ninguno ha conseguido hacerle "pupa".

Esta semana tocará vendernos el pollino a todas horas, pero por suerte ya no estamos en los tiempos que no había televisión, donde sí se podía ganar los partidos fuera del campo. Hoy en día se puede presionar, pero al final, y aunque el árbitro ponga más o menos trabas, los que meten los goles son los que están ahí abajo.

Y siendo realista, veo más fácil otra victoria del Dortmund que la remontada. El madrid no está planificado para atacar a un equipo que espera en su campo, y mucho menos, a un equipo que jugando a la contra se encuentra como pez en el agua.

¿ Lo de Mou al Chelsea se habla o no ? ..... eso para el Martes, cuando lo eliminen ya la daremos palos, por ahora a seguir de cuclillas.

Y lo siento por los madridistas de buena fé, pero ayer se cebaron con el Barça y solamente faltó que se cantará el himno del Bayern, pero a veces el fútbol tiene estos detalles que lo hacen tan grande, y la noche de ayer ...... pasará a la historia.

La Gran Pregunta de la Jornada : Visto el juego del Bayern, ¿ El Madrid perdió contra el Bayern o se borró de la Final ? ; ¿ Hubo Canguelo ?

Las Frases de la Jornada  ¡ Bazzinga ! :

Roberto Gómez : "En Europa hay un nuevo estilo, el tiki-taka ya no funciona. El Bayern y el Madrid son sus representantes" ( Después del 4-0 ante el Munich )

Roncero : "El partido de Dortmund es un trámite" ..........

Siro López : "En la Final ya le daremos al Bayern" .....

Mourinho : "El gol no lo sé, el penalty no lo sé ...." ( ¿ Sabe algo que sea referente a fútbol ? )

Pero bueno, ya sabemos como se las gastan en "Las Cavernas", después de media noche les pasa como a los Gremlins, como les des de comer se vuelven "locos".

El vestuario blanco reconoce su inferioridad: "Hemos sentido una impotencia total"... por José Félix Díaz

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EL REAL MADRID HA RECIBIDO 18 GOLES EN 11 PARTIDOS EN CHAMPIONS


"Hemos sentido impotencia, no hemos podido hacer nada. Nos han superado en todo", sentenciaban diferentes jugadores del Real Madrid en el día después de la debacle en Alemania. Las palabras se escucharon en Valdebebas, minutos antes de iniciar el entrenamiento que programó José Mourinho, y resume a la perfección el sentir de una plantilla que está intentando convencerse de que es posible la remontada o de que al menos existe la posibilidad de tirar de heroica para soñar con el milagro. Wembley se ha quedado muy lejos tras el partido de ida, pero pretenden engancharse a esa hipotética opción de estar en la final antes de bajar los brazos.

Esa falta de actitud de la que habló Sergio Ramos al término del partido, ha pasado a ser falta de aptitud, de no saber jugar a un equipo que ha superado en tres ocasiones al Real Madrid en lo que va de temporada. Los dos partidos en Dortmund terminaron con victoria amarilla, mientras que el empate del Bernabéu llegó en el último minuto y tras un fallo de Weindenfeller. Las charlas de ayer antes, durante y después del trabajo intentaban encontrar explicación a lo sucedido. "Lo intentamos, pero no sabíamos qué hacer y ellos aparecían por todos lados", afirmaban al intentar encontrar explicación a lo que ha pasado en los tres partidos disputados al ya excampeón de la Bundesliga. Algunos, pese a reconocer que ellos son los primeros culpables, hablan de nula capacidad táctica, de nula reacción y de caer en tres ocasiones en los mismos errores.

La pregunta que se hacían ayer dentro de la plantilla blanca y en diversos sectores del madridismo es si el equipo realmente tiene el nivel suficiente como para triunfar en Europa, algo que se viene repitiendo desde 2002. Y es que pese a la mejora experimentada de la mano de Mourinho, el once del Real Madrid sigue fallando en los momentos clave o, incluso, en los partidos de la fase de grupos, tal y como ha sucedido esta temporada y que le ha llevado al equipo a ser segundo de grupo por detrás del citado Borussia Dortmund que no sabe lo que es perder un partido en la presente Copa de Europa.

El Real Madrid ambiciona la conquista de la Décima, pero para lograr ese objetivo el equipo concede demasiado a los rivales. En la actual temporada, el equipo de Mourinho ha recibido 18 goles en 11 partidos de la Champions (24 a favor) y tan solo ha dejado la puerta a cero en la ida de los cuartos ante el Galatasaray. En el resto de encuentros, cierto es que el nivel de los rivales ha sido alto en todos los casos, ha recibido al menos un gol. Ajax, los dos equipos de Manchester y el propio equipo turco, han sido capaces de marcar y de poner en jaque a la defensa blanca.

En los dos últimos partidos, con todo en juego, el Real Madrid ha recibido siete goles, cifra excesiva para un equipo que pretende luchar por la Champions, capítulo en el que sí que puede entrar esa falta de actitud a la que hizo referencia el segundo capitán blanco sobre el césped del Signal Iduna Park. Diego López ha recibido 9 de ellos, por 8 de Casillas y tan solo uno Antonio Adán.

Ahora el vestuario está en la fase de mentalización, de creer en la remontada. Los veteranos saben de lo que hablan, pero a otros muchos ni les suena eso de las noches épicas. Ahora, durante estos días, están en fase de aprendizaje de parte de la historia del Real Madrid, algo que desconocen.

Higuaín se enfrenta a radicales blancos tras la derrota del Real Madrid en Dortmund... por José Félix Díaz

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INSULTARON A LOS JUGADORES EN EL AEROPUERTO


Es una escena que se ha convertido en habitual después de las grandes derrotas del Real Madrid en las citas europeas. Algunos de los aeropuertos de las ciudades del viejo continente han asistido a momentos de tensión a la hora del regreso de la expedición blanca a la capital de España. La vuelta de Dortmund no fue una excepción y varios seguidores radicales del Real Madrid coincidieron con el equipo de José Mourinho en el aeropuerto de Münster. El encuentro no fue nada cordial y los aficionados decidieron recibir a los jugadores con insultos y cánticos relacionados con el dinero que ganan y su presumible entrega en el terreno de juego. "Menos millones y más cojones", fue el cántico más escuchado en la medianoche alemana. Incluso el técnico también fue increpado por algunos de los allí presentes.

Gonzalo Higuaín y Ricardo Kaká no aceptaron de buen grado los calificativos vertidos, encarándose con algunos de esos aficionados, lo que provocó momentos de tensión, tal y como informaron Cuatro y Marca. Mientras, Sergio Ramos atendía a las televisiones. Los radicales blancos formaron una especie de pasillo antes de la entrada al control de metales y líquidos, obligando a los jugadores a pasar entre ellos, lo que hizo que la tensión se multiplicara por la cercanía entre unos y otros.

Muchos de los seguidores llegaban bastante indignados al aeropuerto no solo por la pésima imagen que había ofrecido el equipo sobre el césped, sino también por lo que ellos consideraban como desprecio de los jugadores. Tan solo cinco de los miembros de la plantilla de Mourinho se acercaron a la zona que ocupaban los 3.500 seguidores blancos. Pepe intentó que alguno de sus compañeros se acercara, pero apenas tuvo respuesta. Además del central, Ramos, Diego López, Ronaldo y Varane fueron los que se acercaron a disculparse ante los seguidores.

Los dirigentes del club no están nada satisfechos por la imagen que dio el equipo, como tampoco lo están por el hecho de que no tuvieran gesto alguno con la afición al término del partido. Hasta el miércoles no se tomará decisión alguna, ya que desde la zona noble del Santiago Bernabéu se quiere fomentar  la posibilidad de remontar la eliminatoria. Preocupa lo que pueda pasar en caso de que el equipo no llegue a la final de la Champions con el añadido de la mala trayectoria que el equipo ha tenido en la Liga y que le ha apartado de la lucha por el título a las pocas jornadas del inicio.

Al Barça le urge una renovación, pero en su parte noble y en el banquillo... por José Manuel García

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Desde la noche del 23 de abril del año de autos, Múnich es nuevo lugar de los dolores que el barcelonismo, tan propicio a las flagelaciones, ha colocado en el álbum de los horrores históricos. Desde anoche se pasea por las azoteas del fútbol otra pregunta con carga de dinamita: ¿Llegó el fin de ciclo de este memorable Barça? Los oportunistas buscarán la sangre y el cambio, pero a este Barça todavía le queda mucho camino por delante antes de que le caiga encima la fecha de caducidad. Eso sí, demanda una urgente mano de ajustes. Pero en la planta noble. Y en el banquillo.

El Barça de los últimos tiempos acaparó títulos y gestas y se acostó sobre una columna vertebral de estrellas, con Leo Messi como principal referencia. El argentino es el alma de un equipo de virtuosos, que en los últimos tiempos pasa muy malas noches. La de Múnich, por su altura y escarnio, no la olvidarán nunca los barcelonistas. Pero no es equiparable a la de Atenas, cuando el Milan cerró la historia del mítico Dream Team y se llevó por delante a Johan Cruyff.

A este equipo azulgrana le queda mucho recorrido. Piqué, Busquets, Jordi Alba, Andrés Iniesta, Cesc Fábregas, Pedro, Dani Alves, Leo Messi y, si me apuran, Xavi Hernández, forman un núcleo muy sólido como para recurrir a las máquinas demoledoras.

De todos ellos, el más veterano es Xavi Hernández (33 años), pero me parece una torpeza imperdonable que quieran jubilarle con anticipación. A Xavi, futbolista mágico, le quedan un par de temporadas, y es cierto que sus fuerzas andan erosionadas por el paso del tiempo, pero al igual que el italiano Pirlo, el fútbol de Xavi puede disparar mucha gloria. Su repuesto idóneo se llama Cesc Fábregas. O Sergi Roberto. Y puede que algún día “despierte” Thiago Alcántara, cuya figura amaneció excesivamente temprana.

Pero a este Barça le queda mucha tarea y un barco cargado de autocrítica. Este equipo ha llegado fundido a esta altura del Campeonato. A fuerza de exprimir las calidades de sus primeros espadas, incluyendo a Leo Messi, la estructura ha sufrido desconchones y excesivos descosidos. En los últimos tiempos los fichajes han sido un puro desastre. Han aterrizado jugadores que, además de taponar el crecimiento de sus canteranos de oro, han empobrecido el equipo.

Un equipo que ha regido con mano de hierro los designios del fútbol mundial durante un largo lustro, ahora no puede tocar las campanas de la retirada. Este Barça tiene que parar los pies y llamar a la reflexión. Sobre el papel, un río de preguntas que contestar: ¿Por qué no se ha fichado esta temporada a un central de jerarquía y se apostó por el músculo en el mediocampo que aportaba Song, que apenas da para calentar banquillo? ¿Quién es el mago de las estrategias que ha permitido que el equipo haya llegado a esta altura del curso resoplando y sin resuello? ¿El presidente Rosell, el director deportivo Andoni Zubizarreta, quizás el propio Tito Vilanova?

El Barça debiera tomar buena nota de su propia historia, esa que escribió noches de gloria y letras de oro con Johan Cruyff y terminó con las manos ensangrentadas por el estrepitoso fracaso. Por aquel entonces, nadie se miró al ombligo y el Barça caminó hacia el abismo. Nadie parece que aprendió la lección. Ni Rosell ni Zubizarreta. A ojos del aficionado, ambos personajes parecen que lucen para las fotos, apuestan ciegos a que el equipo azulgrana seguirá ganando títulos mostrando el escudo, la camiseta y a Messi. Eso no es así. Se lo dijeron Real Madrid, el Milan y esta semana el Bayern, que la noche del martes tiznó la cara a todos. A Tito Vilanova el primero. En la retina de todos, la imagen penosa del Barça con el 4-0, Tito haciendo la estatua de sal y mostrando síntomas de bloqueo mental. Respetamos el drama interno del entrenador. Respetamos los gestos de la directiva hacia su persona. Pero el equipo campeonísimo ya no está dirigido por Pep Guardiola. Se corrió el escalafón. Y, pese a que el Barça va a ganar la Liga y ha llegado a semifinales de Champions, este equipo chorrea fracaso. Urgen refuerzos. Y cambios. Pero arriba, en la parte noble, y en el banquillo.

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